Los sentires y desafíos de una buena ciudadana en construcción.
Algo que mi padre me hizo caer en cuenta un día en el que conversábamos de nuestras experiencias en el desamor es que nuestras vidas se basan en pequeñas decisiones que tomamos desde el momento que nos levantamos y escogemos si dormir 5 minutos más o levantarnos, si ponernos un blusa o camisa de color negra o blanca, o si desayunamos fruta o pan.
Esta idea relacionada a nuestras conductas me quedó marcada, porque es verdad que nuestros días los vivimos en piloto automático. Yo al menos no tengo idea de cuántas preguntas me hago a mi misma para crear mi día, mi semana y mi vida, y cuando pienso en eso, respondo con lo más obvio: este mensaje respondo más tarde, hoy prefiero quedarme en casa en vez de salir, mejor té que café.
En una apertura de conciencia que inicié en el año 2018 empecé a hacer otro tipo de preguntas: ¿Por qué el señor se pasa el semáforo? ¿Por qué ese auto no les deja pasar a esa familia por el paso cebra? ¿Por qué la señora está haciendo doble fila en el supermercado y tengo que aguantar que venga su esposo con un coche lleno de compras? ¿Por qué entro y no me responden el saludo?
No se si es una cuestión de edad o el hecho de que las cosas desde mi perspectiva están cada vez más fuera de control pero ¿Qué nos pasa como ciudadanos? Parece que nos hemos olvidado que vivimos en una comunidad llena de gente que resultan ser nuestros vecinos, conocidos, colegas, proveedores; y levantamos muros para que nadie nos vea y nos toque, buscamos nuestra seguridad y la de nuestra familia en cuatro paredes, velamos por nuestro único bienestar y dejamos de pensar en los demás buscando nuestro confort sobre quien sea, empujando en la fila para llegar primero, lanzando el auto y pitando porque salí tarde y estoy de apuro, pidiendo que me guarden el puesto porque no hice lo que tenía que hacer previamente aprovechándome del tiempo de la persona de adelante y de la que viene atrás, culpando a otros de nuestros problemas.
Pensar en esto puede ser desgastante y te puede llevar a cierto nivel de amargura, pero en mi opinión es necesario, porque reflexionar es importante y revelador así como lo es la autocrítica ¿Conduzco despacio en el conjunto donde vivo porque hay familias, niños y perros? ¿Saludo al guardia de la entrada?, ¿Espero con paciencia para salir en el cruce de autos? ¿Dejo pasar a las personas en el paso cebra? ¿Cumplo en la carretera con la regla del uno y uno? Es un hecho que debo bajar la velocidad y dejar de usar el teléfono en el auto, pero ¿Uso la mascarilla adecuadamente? ¿Soy una buena ciudadana? Entonces me acuerdo de lo que dijo mi padre aquella vez, nuestras vidas son el resultado de las pequeñas decisiones que tomamos desde el momento en el que nos despertamos y ser un buen ciudadano requiere de preguntas y respuestas conscientes, requiere de un cambio, un pequeño cambio importante en nuestros hábitos que empieza con vivir con el valor más simple y trillado en los discursos de los políticos más corruptos e hipócritas de nuestro país, el de la honestidad, el ser reales con nosotros mismos. Si eres honesto no dices que reciclas si no lo haces, no sobornas al policía, no sacrificas tus principios a cambio de nada ni nadie y no te estacionas sobre el paso cebra o la vereda ni por 2 minutos.
Creo en el poder del ejemplo y respecto a eso, vivimos tiempos muy duros. Conocer gente que está trabajando intensamente por otros o por el bien de todos con éxito y los que intentan son un respiro de aire fresco, así como aquellos que persiguen sus sueños respetando a los demás. Hay muchos allá afuera y lo natural debería ser seguir esos modelos y no lo hacemos porque el mal ejemplo rige, porque protegemos y justificamos de todas las formas posibles la deshonestidad y el irrespeto: Solo 5 minutitos, ya regreso.
La única forma que tenemos como individuos y cómo ciudadanos de generar un verdadero y sostenible cambio positivo en nuestra comunidad y para nuestro país, es hacer un ejercicio de conciencia, autocrítica y de cambio de hábitos. Tomemos decisiones pensando por supuesto en nosotros mismos y los nuestros, pero esta vez, la siguiente y la subsiguiente incluyamos en la ecuación a los demás, reconstruyámonos: Buenos días, siga por favor, permiso, no se preocupe, es su turno, *sonrisa*, gracias por su servicio, *devuelvo la sonrisa*, unámonos y trabajemos juntos.
Buena ciudadana en construcción.